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jueves, 13 de noviembre de 2014

Globalizaciòn, un termino actual, un viejo reto!

Les comparto un pequeño  pp sobre globalizaciòn y mi ponencia sobre el tema, ojalà les sea de utilidad , saludos, su amiga Martha Castañeda


GLOBALIZACIÒN ,  un tèrmino actual, un viejo reto!

En las últimas décadas el término “globalización” ha sido tan difundido, que 
parece que sólo desde ahora, ha llegado a ser un concepto indispensable en la 
evolución de nuestras sociedades. Sin embargo, con una rápida mirada 
escudriñando el pasado, se puede observar y decir que la aparición de procesos 
emparentados con ella tienen su origen desde hace siglos, si no es que milenios, 
a lo largo del desarrollo de la humanidad. 

De las experiencias vivenciales de las últimas décadas, se explora la 
penetración que ha tenido el término y los procesos de “globalización” en 
nuestras sociedades, en especial en la administración de las organizaciones, 
tratando de determinar las ventajas y desventajas que se han obtenido al 
promover ciertas conceptualizaciones. 

Del análisis de las consecuencias obtenidas, se descubre que las 
desventajas son resultado de implantar conceptos y procesos con características 
limitadas, que han propiciado resultados que impactan más desfavorable que 
favorablemente, el presente y la evolución futura de la humanidad y de nuestro 
planeta Tierra. Situación que plantea la indispensable necesidad de ampliar, de 
manera más sistémica, la conceptualización de la globalización, para promover 
un mejor y verdadero desarrollo.
 En los años ochentas y noventas del siglo pasado,se comenzó a definir e impulsar explícitamente el concepto de globalización como un proceso fundamentalmente económico, consistente en 
esfuerzos para impulsar una creciente “integración” de las distintas economías 
nacionales en un único mercado capitalista mundial. 
 Para la instrumentación fundamental de esta orientación, se reforzó el 
papel de dos organismos especializados de la ONU, el Fondo Monetario 
Internacional (FMI), cuyos objetivos principales establecían la promoción de 
políticas cambiarias sostenibles a nivel internacional, facilitar el comercio 
internacional y reducir la pobreza; y el Banco Mundial (BM), cuyo propósito 
declarado era reducir la pobreza mediante prestamos de bajo interés, créditos 
sin intereses a nivel bancario y apoyos económicos a las naciones en vías de 
desarrollo, organismos que han impulsado e impuesto a los países, 
principalmente a los apoyados, las condiciones de implantar el modelo 
neoliberal. 
Otro instrumento de esa orientación lo ha constituido la Organización 
Mundial de Comercio (OMC), creada primordialmente para administrar los 
acuerdos comerciales, de aranceles, de servicios y de propiedad intelectual 
negociados por sus miembros, foro de negociaciones comerciales multilaterales, 
administrar procedimientos de solución de diferencias comerciales, supervisar 
las políticas comerciales y cooperar con el BM y el FMI con el objetivo de lograr 
una mayor coherencia entre la política económica y comercial a escala mundial. 
A pesar de que la OMC ha resultado un instrumento del neoliberalismo y, 
por tanto, del libre comercio, ese concepto no figura explícitamente entre sus 
objetivos, pero en sus foros los estados miembros buscan acuerdos para la 
reducción de aranceles y por tanto, para la liberación del comercio. 

Otro de los más importantes instrumentos en el impulso del 
neoliberalismo ha sido el documento conocido como el Consenso de 
Washington, que fue elaborado para sintetizar lo que los organismos financieros 
internacionales y centros económicos, con sede en esa ciudad de Estados 
Unidos, quiere como reformas políticas, originalmente expresadas, como un 
conjunto de medidas económicas pensadas para los países en desarrollo, pero 
que con el tiempo se convirtió en un programa de aplicación general mundial por 
los organismos internacionales. 
El programa que impulsa el Consenso de Washington, contempla como 
puntos primordiales: Disciplina fiscal, Reordenamiento de las prioridades del 
gasto público, Reforma Impositiva, Liberalización de las tasas de interés, Una 
tasa de cambio competitiva, Liberalización del comercio internacional, 
Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas, Privatización, 
Desregulación y Derechos de propiedad. 
Otra característica que se ha impulsado en el panorama de esta 
orientación, es la difusión del concepto de “competitividad”, es decir, en la 
necesidad de crear una ventaja competitiva, a través del énfasis de que en los 
procesos de producción de bienes o servicios, es un imperativo incrementar la 
mejora de las “cadenas de valor”, debiéndose esforzar en la reducción de los 
costos y aumentar los productos, enfatizando los retornos económicos y 
financieros. 
De esa manera, se piensa que la creación de esa ventaja competitiva es 
lo que permite triunfar a las empresas para dominar, si no es que eliminar, al 
competidor en el juego del libre mercado. 

Esta globalización, impulsada y defendida por el neoliberalismo, resulta 
entonces, más económica, financiera, comercial y cuenta con el apoyo de las 
tecnologías de la información y comunicación 

Como se ha visto, una de las características fundamentales de la globalización 
ha sido su espíritu de expansión, que quizás surge aparentemente de una 
cualidad humana, sin embargo, quizás lo que le ha hecho falta, es la toma de 
una conciencia sistémica. 
 Desde mediados del siglo pasado el surgimiento del movimiento de 
sistemas expresó la necesidad de una transformación indispensable de percibir, 
aproximarse y actuar en la realidad. 
De la crítica de la aproximación reduccionista, ese movimiento propuso 
adoptar una visón “expansionista”, en el sentido de considerar la necesidad de 
que para tratar de entender algo, ese algo debe conceptualizarse como parte de 
un contexto mayor que lo contiene, descubriendo en ese ampliar de las 
conceptualizaciones, la necesidad de acercarse a la realidad considerándola 
como un “sistema”, un “todo”, una “gestalt”, integrado. 
En un sistema, sus partes o elementos, que forman ese “todo”, están 
interrelacionadas, interactuando entre ellos, de tal forma que el comportamiento 
de cada elemento afecta el comportamiento del todo, el comportamiento de todo 
elemento, depende al menos del comportamiento de otro elemento y todo 
subconjunto de elementos se comporta, como se ha mencionado, que lo hacen 
los elementos. 
Un sistema, así concebido, resulta un todo que funcionalmente es 
indivisible, que si lo partimos (desde el punto de vista estructura), se afecta su 
comportamiento, su funcionalidad como el todo del sistema original. 
Por la característica anterior, el movimiento de sistemas propone y 
difunde el uso del pensamiento sistémico o sintético, enfatizando que en primer 
lugar hay que “sintetizar”, poner los elementos junto con otros para considerar 
un todo mayor, un supra-sistema, para tratar de determinar el papel que 
desempeñan en ese todo mayor y, después, en segundo lugar, “analizar” el 
comportamiento o funcionamiento de cada elemento. 

Otra característica que propone y difunde el movimiento de sistemas, es 
la necesidad de la participación de todos los actores involucrados con el 
sistema, es decir, de todos aquellos que afectan y son afectados por el 
comportamiento o funcionamiento del mismo, considerando que su propio punto 
de vista, también es indispensable ser tomado en cuenta. 
Como se ha descrito, todos los procesos de globalización han contenido 
una cierta característica de “expansión”, con una orientación muy limitada, 
enfatizando primordialmente los aspectos económicos, financieros y 
comerciales, dejando a un lado otros aspectos que deberían ser considerados 
como esenciales. Por tanto, se ha producido una globalización que no es 
verdaderamente global, que no constituye un sistema, como un todo, pues 
muchos elementos han quedado fuera de la consideración y por tanto del 
beneficio a que tienen derecho. 
Lo que le ha faltado a la globalización es tomar conciencia de la 
necesidad indispensable de adoptar una aproximación sistémica con las 
características que el movimiento de sistemas ha difundido, arriba presentados, 
que conlleva la consideración y respeto de todos los actores involucrados, con 
todas sus propias características personales, sociales y culturales, con sus 
propias necesidades y deseos. 
Una globalización sistémica que trate de armonizar las relaciones entre 
los elementos y con el todo, que busque el mejoramiento de la interacción, entre 
otras, las relaciones de lo local y lo global, entre distintas identidades culturales, 
de desigualdad y de inequidad, así como la de dominador-dominado y que 
equilibre la competitividad con la cooperación, reconociendo que éstas definen 
todo un espectro de posibilidades, en que se puede definir el punto intermedio 
más apropiado a toda circunstancia y que impulsa la colaboración, la solidaridad, 
de todo actuar humano. 

La administración de las organizaciones, sean estas gubernamentales, 
publicas, privadas o sociales, esta urgida de tomar conciencia de los beneficios 
de adoptar y promover de manera mas eficiente y eficaz la orientación sistémica 
en general, de considerar su quehacer y a las organizaciones mismas, como 
sistemas, y en especifico, para reorientar la globalización para tratar de incidir en 
las problemáticas producidas por el uso de una conceptualización limitada de 
globalización económica, financiera y comercial que ha puesto al planeta y a la 
humanidad al borde de situaciones de subsistencia, verdaderamente criticas. 
CONCLUSIÓN 
Sólo con el impulso de una globalización verdaderamente sistémica, se podrá 
comenzar a dejar de impulsar el concepto de “crecimiento” limitado, tratar de 
darle sólo su propia dimensión, en el concierto de otros factores, y reconociendo 
que el crecimiento económico es un factor necesario, pero no suficiente para la 
persecución de un verdadero “desarrollo” humano y social, en armonía con el 
entorno natural de nuestro planta Tierra.










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